sábado, 21 de marzo de 2015

PARA GUILLEM





¿ Es posible que una sonrisa pueda cambiar el mundo. Hace un tiempo me hubiera parecido una quimera, querido Guillen, pero ahora sintiéndote reír como tu sabes no lo tengo tan claro. Lo que si es innegable que a nosotros si nos estas cambiando, sobretodo, nos has rejuvenecido el sentido de la ternura que se nos estaba haciendo mayor.

Querido nieto, tú, no solo sonríes como los ángeles, sino que puedes traspasarnos el alma cuando tu carita, de personita seria, se va transformando poquito a poco y acabas en una encantadora carcajada en la que tus dos dientecitos decoran una boquita provocadora, y si además nos tocas con tu manita, en un intento de caricia, entonces el tiempo se nos para y sentimos algo inexplicable en el interior que nos dice que nuestras vidas han valido la pena solo por contribuir, en la parte que nos toca , a que una criatura tan maravillosa como tú estés entre nosotros.

Guillem, no se que poder tienes, pero has conseguido que mi legendario miedo a volar lo tenga bajo control con solo pensar que vamos a verte. Fíjate, querido nieto, el milagro que has conseguido: estas líneas te las estoy escribiendo a doce mil metros de altura.



Besitos y un fuerte ej-eje-jejje.



Tus avis, desde un lugar entre St. Albans y Barcelona